El pan entero
El pan entero (Prácticamente)
Galleta Charry
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| Es imposible no imaginar a Galleta como un capibara |
Poco o nada sabemos de las locuras que pueden llegar a hacer nuestros amigos en cuatro patas, dígase un perro, un gato, o cualquier otro animal domestico (No me digan tampoco que un caimán) que tengamos en nuestro hogar, inclusive genera la pregunta del que tanto alboroto puede tener un simple juego o accidente producto de nuestras mascotas.
Del como reaccionará la familia, al que con tanta confianza nos dan una de las responsabilidades más importantes desde que somos pequeños; existen diferentes tipo de reacciones, la mía, muy por el contrario reacciona de una manera de la que muchas de sus familias harían. ¿Creen que valga la pena hacer la apuesta?
Llegar tarde a casa tras un pesado día en la oficina, es el mal necesario de todos los días en casa, el tener que comprar comida durante esas horas es un espacio entre el tiempo y los ánimos de hacerlo (Saldría más cómodo pedir pizza a domicilio) el cual más abunda el cansancio. Mi tía, mujer trabajadora el cual vela por la economía de la casa, compro (Entre pocos milagros) un pan francés en la panadería del área. lo costoso que se ha vuelto el consumo de algo tan habitual en el desayuno por la mañana casi que me hace saltar de la emoción.
Yo, amablemente, coloqué sobre la mesa de la cocina el pan; dentro de su empaque. Un importante meeting en la habitación me esperaba por lo que salí corriendo directamente a atender mis asuntos, sin pensar que habría un roedor canino paseándose por la casa.
La reunión concluye, decido bajar a la cocina para poder degustar el alimento de los adinerados, es cuando de repente notó como el pan ya no estaba en el lugar en donde lo había puesto, corro rápidamente a preguntar si lo habían guardado, recibiendo para mi sorpresa la respuesta que no, en mi mente fue a la velocidad de la luz el buscar al responsable de su desaparición, Galleta...
Camine lentamente sobre las escaleras hasta llegar al pasillo, en donde muy augustamente encontré al muchacho (Disfrutando de su banquete) acostado mientras que comía poco menos de una fracción del enorme y largo pan.
La cara de mi tía junto a la de mi abuela, eran magistrales, se nos babeaba la boca el pensar lo caliente y recién salido del horno que debía estar ese pan, mientras que yo solamente pude arrancarle entre sus colmillos, un pedacito, que daban incluso ganas de llorar. "Peor es nada..." Dije, mientras que quitaba las partes babosas del pan hasta quedar "limpio" para posteriormente servírmelo con un poco de queso cremoso. El cual por cierto, ahora si esta bien protegido.


Se me hizo muy interesante, me gusta la creatividad y el buen cariño puesto.
ResponderBorrarSigue así Amigo.